Dentro del factor individual; uno de estos factores de riesgo que tiene principal importancia es la falta de vida espiritual. Las personas llenan su vida, con variadas cosas como; compras, dinero, poder, apariencia, estatus, etc. Todo esto genera una sensación de llenar el mundo interior, pero nada de esto los llena en verdad. , Víctor Frank [1] en su libro “El hombre en busca de sentido”, describe la necesidad del ser humano de encontrarle sentido a la vida aún en las condiciones más adversas y dolorosas.
Se puede llenar con un real trabajo interior, dejar de estar sólo en este mundo material Y llenarlo con amor a Dios, a un ser superior, que puede llamarse de muchas maneras; Cristo, Mahoma, energía espiritual, etc. Y todas ellos permiten llegar a este crecimiento espiritual que necesitamos, desarrollan el ser interno y cuando este ser interno sufre cada vez menos, somos capaces de recibir, aceptar, tolerar, permitir, ceder, soltar, amar, perdonar, perdonarnos y permitir que nos perdonen. Sino desarrollamos este mundo interior conectado con Dios vivimos, en el engaño, en la desazón, en el odio, en el resentimiento, en la desconfianza, en la vergüenza, en el desamor y en el dolor.
En mis encuentros como profesional dedicada a la prevención y la rehabilitación de drogodependencia, he visto mucho dolor, más del que hubiera esperado encontrar. Personas de buenos sentimientos, con baja capacidad de soportar su existencia y con una lejanía del crecimiento espiritual.
No me deja de sorprende escuchar frases en los pacientes como; “ Es como que con nada disfruto”; empiezo a hacer algo y ligerito lo dejo y me aburre”.
“me siento sólo, es que no tengo amigos”
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